En esta categoría estarán incluidos todos aquellos artículos que hagan referencia a las distintas herramientas y estímulos de los que disponemos los seres humanos para desarrollarnos y crecer.
En cada momento de la evolución, los organismos vivos han experimentado situaciones de crisis a causa de los cambios producidos en el medio ambiente. Estas situaciones críticas han impulsado la evolución, forzando la aparición de nuevos órganos y tejidos, así como nuevos comportamientos para poder adaptarse y sobrevivir. La conciencia es fundamental en la supervivencia de un organismo, que ha evolucionado gradualmente desde la «inconsciencia» de los organismos primitivos hasta la capacidad única del ser humano de ser autoconsciente, es decir, ser al mismo tiempo observador y participante en la vida (Lipton, 2010). De hecho, no podemos percibir directamente nuestro cuerpo, sino que necesitamos a la mente para percibirlo. Tampoco podemos percibir la mente de forma directa; la percibimos gracias a la conciencia. Este es el principio de la anestesia: sin conciencia no hay experiencia del cuerpo (Hawkins, 2009).
Nuestro organismo ha aprendido a responder a los cambios ambientales mediante programas de supervivencia adquiridos a lo largo de la evolución. Debido a que el ser humano ha desarrollado la capacidad simbólica, un ambiente que percibimos como «asfixiante» podrá activar las células que en un momento de la evolución aprendieron respirar, y «tragarnos» una situación indigesta podrá activar las células que nos permiten digerir. Así, podemos deducir que los síntomas expresan una forma de responder a un ambiente. Tal y como nos dice el doctor David R. Hawkins: “Todo sentimiento negativo está asociado a nuestro miedo básico relacionado con la supervivencia y todos los sentimientos no son más que programas de supervivencia que la mente cree necesarios.” (Hawkins, 2009). Estos programas de supervivencia son fundamentalmente inconscientes y rigen nuestro comportamiento en situaciones de estrés. Si percibimos una amenaza en el entorno, nuestro inconsciente puede suprimir la respuesta más evolucionada para reaccionar con la intención que aprendió a lo largo de la evolución. Por ello, consideramos importante estudiar y comprender las teorías relativas sobre el origen de la vida y del ser humano. Durante el desarrollo embrionario, cada ser humano revive a grandes rasgos toda la historia evolutiva de nuestra especie (Gállego, 2006).