Hacerte consciente del embarazo 

El interior y el exterior

Hay situaciones en la vida que damos por sentadas, que solemos pensar que ocurren y que el exterior no nos afecta. Una de ellas es el embarazo, donde el estado emocional de la madre si afecta a la crianza que se le da al niño desde el inicio. Aún en la actualidad, hay personas que ven al embarazo como un tiempo pasivo, en el que el bebé sólo crece en el vientre lejos del entorno, pero afortunadamente eso no es así. Todo lo que rodea a la madre en su período de gestación resulta determinante en el futuro de su hijo, tomando en cuenta que cada embarazo está marcado por una historia personal del sistema familiar. 

Al momento de saber que se está embarazada, de manera automática toda mujer inicia su pensamiento como madre. El tiempo que transcurre en el vientre materno no hace inmune al niño del entorno, sino que más bien lo conecta con él. En estos nueve meses el bebé desarrolla una conexión que va más allá de sólo la alimentación ya que oye la voz de la madre, duerme con ella, se mueve junto a la madre, se emociona, ríe y llora con ella, y también se estresa. Siente si es atendido o no, siente miedo o sufre, siendo ésta la forma en que el mundo llega a él y aprende a relacionarse. 

Entonces, algunas respuestas a la vida provienen de cómo se sentía mamá mientras nos llevaba en el vientre. La vivencia de la madre en el interior, es la que marca el desarrollo del niño ya que él no ve lo que pasa, pero sí sabe cómo se siente. 

Si bien la genética en la conformación de la conducta es importante, ésta puede verse influenciada por el medio, inicialmente desde el vientre y luego en los primeros años de vida. Las experiencias que acontecen durante el embarazo pueden ser canalizadas de diversas maneras, es el caso por ejemplo de una madre que durante su embarazo estuvo habitando de manera estresada en la casa de su suegra, ello influenciará la forma en cómo ves y aceptas tu futuro entorno, de la importancia que ello implique para ti, de no vivir acompañado, o en una casa propia, y todo ello es parte de la historia familiar y de cómo se percibió. 

Al desconocer la manera de gestionar las emociones, nuestra vida se llena de información de todo tipo debido a que la influencia hormonal y emocional tiene su origen en el ambiente que habita la madre, por lo que suena lógico que las preferencias y tendencias se relacionen con las de la madre. 

Cada generación desarrolla una conexión que es la que muestra qué tipo de sufrimientos nos unen a nuestro clan y incluso los padecimientos de nuestros ancestros podrían influenciarnos en nuestras reacciones, debido a que las memorias celulares continúan latentes. Si se toma conciencia de todo ello y se conforma como una unidad, haremos conciencia de nosotros mismos y lo que somos, por lo tanto, lo que afecta a uno, afectará a todos.